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Estaban por todas partes, a dos palmos de la superficie buscando amor, mejor dicho, sexo. Es lo que pasa, la temporada despierta recuerdos aletargados y el calor rebulle las hormonas, a hombres y animales en partes desiguales. Una vez localizadas decidí hacer un intento, salir del armario y dejarme la piel en algo que un tiempo, lejano diría yo, muy lejano añadirían algunos - las malas lenguas - dominaba con seguridad de espadachín. Aviso el personal y en un pispas salen las herramientas del todoterreno.

Se dispone uno en lugar certero - con tiento y sigilo - en el intento poco probable de no delatar su presencia a pie de orilla por donde cruzan las bestias en tranquilidad y con el alma alegre por el posible sucederse de los eventos. Ya sabemos, a nadie le amarga un dulce, por lo menos el desahogo aquel de quitarse de encima el hinchazón de la paternidad, en fin inútil insistir que os ponéis morbosillos.

Abrir una telescópica es arte antigua, olvidada por la moda de los enchufes "offset" o las cañas de una pieza: frrrrrrssss el rechinar de la fibra rozando a si misma, y acto seguido el diligente menester de alinear las anillas, algo poco más sencillo que escalar el K2 sin oxígeno ni sherpa. Se mide la distancia del flotador con los plomos, un rápido chequeo a los nudos y con un "plofff" se abre el bote de maíz, encargado de esconder el anzuelo. Un ritual del paleolítico, algo olvidado por los cazadores de muestras, que rehúsan de cebos animales o vegetales que se diga.

Un puñado de quicos adelanta el lance, y en pocos segundos el arte está dispuesto para que los peces decidan qué hacer con ello, si ignorarlo o concederle el privilegio de un duelo sin mal parados, con final feliz, Walt Disney docet. Salta el corcho del Viña Tondonia Reserva del 2008, se arma la mesita y como por arte de magia aparecen aperitivos y tres copas tres, para tres amigos tres. Mejor, imposible.

Así me pasé yo una tarde de este puente de Mayo en el que la primavera nos guiñó el ojo, esperemos definitivamente. Estaba aquello rebosante de vida y de colores, la árida tierra de Castilla como nunca jamás había visto. Las aradas sembradas parecían campos de golf tanto dominaba el verde, y donde hubiese un poco de tierra se asomaban flores de mil tonalidades, escoltadas por hierbas altas e hinchadas de salud.

Me lo pasé pipa con las carpas, creo que llevaba sin sacar una desde la adolescencia avanzada, unos dos centenares de años, y me hizo gracias ver que todavía conservo aquel espíritu de chavalín, el mismo que se tiraba horas esperando que sonara una campanilla de la caña de fondo o que se hundiera el flotador, un momento muy apasionante.

La semana que viene toca volver a mojar señuelos en el mar, estoy ya con la cuenta atrás. Con este aire, temperatura y clima me resulta harto complicado quedarme en casa sabiendo que vagabundean por allí animalitos con ganas de jugar conmigo.

El otro día empezó la primavera y la verdad que empezó bien. A nivel personal quiero decir, la jornada se ha estrenado con un evento positivo y así ha seguido hasta apoyar la oreja a la almohada: muchas gracias divina Flora, siempre se te recibe con los brazos abiertos. En estas fechas se desencadenan muchas sensaciones adormiladas durante el gélido invierno, necesario, que se diga, pero penoso. No hay Formula 1, no hay MotoGP, no hay Anjovas, Palometones ni otros bichos que nos alegren el día. Aburrido, si se me permite meter un poco de caña.

Ahora, con la agüita que empieza a calentar sube la bilirrubina y entramos todos en frenesí, como los Atunes que ya están merodeando cerca de la costa de Mediterráneo barriendo con toda comida que alcancen. Por cierto, esto va a ser el próximo problema que tendrán que torear los científicos y el gobierno – que Dios nos coja confesados – la falta de carnada para alimentar a los cardúmenes siempre más numerosos de rojos.

Quizás haya llegado el momento de volver a tocar aquellas piedras que hemos dejado en paz durante los vendavales helados, o vadear ríos y las orillas de los embalses buscando los primeros depredadores que asoman la cabeza. ¿Es época esta de pescar fino o podemos meter mano a los señuelos más abultados? Si el frío sigue persistiendo quizás algo más ligerito, y no estamos hablando de ropa, sería más conveniente, pero si el calor consiguiera romper la barrera probablemente los depredadores intenten cobrar cuantas más proteínas posibles en vista de los esfuerzos de la reproducción, por lo menos los que les toca.

Imagino que en cuanto asome la cabeza de la guarida, como una marmota, me entregue a algún río de Zamora, donde me esperan mis Lucios. ¿Habrán acabado la freza? Suelen empezar con el runrún cuando el agua alcanza unos 8/10 grados y si una bajada repentina de nivel no les agua la fiesta en unos 10 días salen los bichos y empiezan a sembrar terror en el barrio. Debería de estar bastante avanzado el tema por cuando me pueda acercar, imagino que estarán hambrientos. Así supongo que estarán las Lubinas, recién paridas y con las barrigas vacías. Famélicas quizás.

Parece al fin que por una razón u por otra, quien parirá y quien ha parido, todos estarán con ganas de meterle un buen bocado a una tapita en condiciones, mejor si bien presentada, con hilo y canela fina. Me gusta la primavera porque da mucho juego a los sueños, los del colchón y los de la fantasía de cualquier pescador o cazador. Con la que está cayendo necesitaríamos dos o tres primaveras por año, para levantar el ánimo y la moral de los peregrinos. Así estamos, todos buscando el sagrado Grial o un pleno en la lotería. Es primavera, podría tocar J

Finalmente hemos entrados en el mes de Mayo, probablemente mi favorito en absoluto en todo el calendario. La primavera se asienta y el verano se acerca sin haber llegado todavía, la naturaleza ha despertado por completo, los días se hacen más largos y con el subir de las temperaturas el agua se va calentando y la mayoría de los depredadores ya están activos.

Juntos con Septiembre o más aún con Octubre, Mayo quizás sea de lo mejorcito que haya para la pesca salvando las diferencia geográficas por supuesto. Sin embargo a lo largo de la costa del Mediterráneo si que la vida sube como la espuma y donde antes no se veía cola aparecen Anjovas y Palometones, los pelágicos aparecen en grupos más numerosos y se activan en superficie y las Lubinas van reponiendo fuerzas y cambiando de zonas de caza.

¿Como se arma el batallón para este mes tan propicio? El ataque se dirige en superficie o todavía hay guerra en las profundidades? Sería interesante escuchare del vivo teclado de mis amigos cual serían los tres señuelos que más utilizan durante este mes para cada uno de sus depredadores favoritos y si tienen pensado adoptar alguna nueva técnica este año, o si seguirán los pasos del 2011, ya que dieron buenos resultados. La palabra a Uds. caballeros (y señoras, si hubiese alguna que nos lea y quiera comentar)

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