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Anda que no hay jerkbaits en este planeta, cada marca tendrá por lo menos una docena en su catálogo así que me dirás para que se van a diseñar y comercializar más, con la crisis galopante que nos remoja a diario. Bien, al parecer alguna que otra razón debe haberla porque a veces, entre tantos copiadores de las copias de los falsos originales hay alguien, más despabilado y seguramente con mejores ideas que da el zarpazo con algo que se sale del montón, tiene estilo y personalidad propia. La historia es la de un señuelo que servidor ha cariñosamente nombrado "Er Capoccione", que en mi idioma nativo significa "El Cabezón", pero su nombre de pila es Audace, audaz para los Castellano hablantes. Resulta que el invento seguía con las pinturas nuevas bien dormidido en mi caja, en su activo un Sargo entre la espuma tarragonense en una cita anterior con el generoso Delta, pero nada más.

Convencido de sus inmensas calidades, y ya definitivamente vencido por su indudable encanto, lo puse con ganas, decidido a dar prueba de todo aquello que le creía oportuno de hacer y así fue, no defraudó. Audace volaba acompañado por una tramontana fuerza 5 que barría la costa como un latigazo divino. El barco iba derivando a un nudo y medio y servidor, bien plantado en la proa para no caerse empujado por esa brisa macarra, jerkaba sin parar. La espera fue corta y la picada repentina, no sabía de que se trataba pero mi skipper señaló que podría ser un espetón, o Barracuda del Mediterráneo. Como guste. Y acertó.

Ese pez fue solamente el primero de una larga serie de picadas, prácticamente todas con el Audace color Sardina meno un par de ellas con el T-Jerk Verde Tempesta, color mortal, y otra vez la librea segura, Sardina. Salieron con el Audace dos espetones y tres Anjovas además de una nube de Obladas y Serviolitas del tamaño de una barajas de cartas napolitanas. Hubo más picadas sin poder clavar y clavadas sin poder cobrar, en realidad bastante acción en un Delta que, según dicen mis amigos casi autóctonos, llevaba una temporada de las peores. El cambio de viento, que finalmente enfriaba un poco el agua y despertaba la mar, nos vino como anillo al dedo y gracias a la morfología del costa se pudo pescar en toda comodidad, justamente donde queríamos. ¡Así me gustas Delta! Pobrecitos mis amigos, tendrán que aguantarme otra vez

Amor y odio, eso es; el Delta me llama, me seduce, se deja anhelar y de repente, una vez entrado en su telaraña me saca las entrañas, hasta dejarme agotado y vencido. Una vez más. Un ratón de ciudad como este servidor no tiene muchas opciones; sube dos veces al año y le toca lo que le toca. Para dominar el Delta hay que cabalgarlo muy a menudo, a la espera de aquel día en que podrás triunfar, si sabrás aprovecharlo. Llevaba casi dos años sin peregrinar ¿y que podía esperarme?

Tres días casi completo de pesca, con un tiempo razonable, el viento suficiente pare pescar pero no demasiado para no poder salir, y los peces con la boca más cerrada que un bebé al que no le gusta la papilla. Anjovas prácticamente missing, desaparecidas, así como los Palometones, otros ilustres ausentes. Lubinas pequeñas y poco activas, algún que otro Spárido y los Jurles de siempre que salvan de bolos grandes como el sofá de King Kong. Aún así, algo bueno siempre se saca, sino menuda birria de vida sería esta. Te lo pasas de maravilla con los amigos, Oriol y el Maño, de los que siempre se aprende y con los que nunca faltan las risas. Además los ves tan poco que cada vez es como si fuese un reencuentro de compañeros del colegio, treinta años después con menos pelo y más kilos, como la vida misma.

En los momento más difíciles es cuando hay que sacar algo de la chistera, sino te queda a cero, mal asunto. Así que en este fin de semana de sequía y hambruna ha sido la caña más ligera la que ha ganado el partido, una Sage que creo tenga por lo menos veinte años, y es muy divertida de usar, un poco al estilo Japo, muy parabólica. Team Daiwa Bradia 2000 con Tuf Line de 10lb en bobina y un bajo de fluorocarbono así de finito, bastante light diría yo. Con este equipo y otro, ligeramente más pesado, he hecho todas las capturas, usando señuelos pequeños, algunos enanos, y desde luego no especifico para el mar que, sin embargo han funcionado de maravilla. a parte unos lances con el Habano de Alle's Lures y un paseante de Chinesteta en resto ha sido todo de la ferretería itálica Molix, que tiene algunas novedades suculentas. Triunfador de la carrera el Piper, un pequeño jerk sin babero que mide 65mm y pesa la friolera de 9g. Ha sacado lubinas, sargos y una dorada ¡la madre que lo parió!

De la tribu de los bebés el nuevo Jubar 70, articulado y muy parecido a una sardinita; vamos que es igual. Ese también se ha defendido con maña, engañando a jureles y cartas, como llaman a las Palometas por la zona. Al agua cayó también el vario Crank, especialista en Black Bass que me tiene loquito, con ese diseño tan sumamente moderno. Por supuesto no faltaron jerkbaits ya conocidos como el T-Jerk o el nuevo Audace, todavía por salir al mercado, que creo que seducirá más de un pescador.

Para mi ha sido  una excelente ocasión para familiarizar más con la familia de artificiales Molix, casa con la que colaboro de forma muy estrecha desde hace tiempo, y pena que no se haya podido hacer una escapada en el puro río, tenía pues algún que otro chuche más para probar. Otra vez será, y esperemos que sea pronto

¿O no? Se acabó el estruendo veraniego y los turistas vuelven a su casa. Las playas se van vaciando, los barcos vuelven a los amarres y silenciosamente el otoño reclama su protagonismo. Es cierto, falta casi un mes pero es lo que muchos pescadores esperan con ganas porque probablemente es una de los mejores momentos del año.

Por lo que he podido recopilar desde mi llegada a Madrid el verano ha tenido muchos altibajos. Han vuelto a aparecer los Atunes en el Delta, y me lo he perdido. Lubinas parece ser que no ha habido muchas, pero están caliente los Bonitos por el Estrecho y seguro que los amigos de la Costa Brava siguen cosechando muchos sin decir ni pío, así de desgraciados son los de allí  🙂

Tengo un par de semanas atareadas pero espero la llamada de los amigos del Cantábrico para ver si puedo ir a que otro atún sádicamente me destroce los riñones, o si aparece alguna lubina por los bajíos Tarraconenses. Luego al final, entre el trabajo y las tareas de padre de familia tiempo queda poco para hacer las cosas, y no me puedo olvidar de mis Lucios Zamoranos, que este año todavía no los he visto.

Odio el invierno con todas mis fuerzas pero esta temporada que está llegando, aún siendo la antecámara del frío, siempre me ha encantado. Espero poderme escapar de los madriles y mojar señuelos por algún lugar de la costa Ibérica, quedan dos meses de “luz”.

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