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Foto proveniente de la red - autor desconocido

Así nos la gastamos en Europa, llevándonos por delante todo lo que entre en una red, que tenga valor comercial alto o sirva para hacer harina de pescado. Dudo que el Palometón esté muy cotizado en los mercados y las pescaderías y aún así me pongo a echar cuentas, digamos que un pez de diez kilos lo paguen a 3€ al kilo en lonja, 30€ en total. El barco que lo ha pescado lleva una tripulación de x personas, digamos seis, gasta una buena cantidad de gasoil que contamina lo suyo, y tiene unos costes de amarre, gestión y manutención elevado. Sin embargo resulta que parte de estos costes los cubre el gobierno, la comunidad Europea o la madre del cordero, que da igual. Al final los que ya han pagado parte de esas capturas hemos sido nosotros, que nos guste o menos. Estamos financiando una industria en quiebra a la que le pagamos el sueldo y además el pescado que venden. Un timo de tres pares de narices.

Ahora comparamos la captura de ese mismo Palometón hecha por un pescador recreativo. Vamos a ponerlo sencillo y de muy bajo perfil. El menda se ha gastado entre caña y carretes unos 120€, ponle unos 15€ en gasolina para llegar al pesquero - pesca desde la orilla - digamos que en la caja tiene señuelos por un valor de otros 80€, unas botas de unos 50€, y alguna tontería más que suma otros 50€ (sacadera, boga grip o lo que queráis). Sale a pescar y a lo mejor un par de días vuelve a casa con el rabo entre las piernas, hasta finalmente dar con ello el tercer día. Sus gastos de gasolina han triplicado, y si ha parado en algún sitio para comer algo hay más que añadir. Cada pieza de su equipo es de una empresa diferente, o casi, por lo tanto ha contribuido en pequeña parte a alimentar una industria que cuenta con miles de trabajadores entre productores, distribuidores, tiendas, restaurantes, gasolineras y lo que tercie con el dinero de su bolsillo, que e lo mejor ni le sobra. Finalmente saca su Palometón, le hace una foto y lo devuelve. Luego cuelga la foto en Facebook, la gente la ve y se emociona, se mete en Internet y compra en la tienda de Caranx.net 🙂 señuelos, cañas, hilo y todo lo que le hace falta para sacar un palometón como ese. Ahora, si ese mismo pescador tiene barco, no quiero ni contar a cuanto amontaría el gasto acumulado para sacar ese dichoso carángido peor lo más gracioso es que después de soltar el pez le llama su mujer y le dice de pasar por la pescadería para comprar un pescado para la cena 🙂

Siento haber sido tan simple en mi digresión económica pero es todo lo que puedo ofrecer, no doy más de mi mismo en cuanto a matemática, economía y finanza. Las cuentas las podéis sacar solitos, que por estos habéis ido al cole pandilla vagos, pero imaginad por un momento lo que ha recaudado ese barco por sacar esos cincuenta o más Palometones y lo que se hubiese gastado un ejercito de pescadores para poder sacar solo la mitad de ellos, o un tercio si me apuras...

Si solo hubiese un político, uno solo, que se enterara de eso ...

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Eso tiene migas nenes porque hay que echarle un par de narices y decir la verdad, aquí no vale engañar a nadie, ni a los demás ni a nosotros mismos, si es el señuelo pues que el señuelo sea y lo dejamos así. Total no sería la primera vez que me toque pasar por memo, ni la última por lo que sepa. Pero vamos a dar un poco más de forma a la pregunta porque en el fondo no es tan diabólica, al revés, si rascamos la superficie tiene un sentido diferente.

Arranca entonces un nuevo aburridísimo cuento del abuelo, lo digo por si alguien quisiera cambiar de páginas y volver a ver fotos de tías buenas en bikini. Resulta que en estos últimos meses he logrado la gran mayoría de mis capturas en agua salada con tres señuelos muy concretos: Piper y Superfinder de Molix y el Habano de Alle’s Lures. Dejamos por un momento de lado el hecho de que este servidor trabaja para la marca italiana y es amigo de Alessandro Massari (Alle’s Lures) y que usa esos señuelos más que otros, también es cierto que no son los únicos que Molix fabrique, ni que Ale con tanta paciencia construya.

Tampoco es cierto que solo capture peces con ellos, pero una vez que ato al bajo cualquiera de los tres hago cada lance esperando la picada que normalmente ocurre. Ahora el problema es entenderé si hubo antes el huevo o la gallina, que todavía levanta grescas. Tenemos tres posibles casos:

A)     Los señuelos son tan productivos que capturan solos.

B)     La fe que pongo en ellos es tan crecida que hasta me persuado que son más efectivos y cuento cada picada por doble.

C)      Les tengo confianza y sobre todos les he atinado el punto y consigo animarlos de una guisa que resulta muy cierta.

Como los más listos de vosotros habrán intuido, las respuestas A y B son un poco ridículas y personalmente creo que lo que realmente ocurre es que hay algunos artificiales con los que congenias más, y agencias hacer con ellos algo que se te escapa con otros. Esto carga con sus consecuencias, por lo tanto a mayor cantidad de capturas mayor confianza y así seguido, hasta que empiezas a dormir con ellos y apuñalas al menda que quiera quitarte uno de la caja.

El ejemplo más esclarecedor es el del Habano, un paseante que Alessandro había casi dejado de forjar y del que me dio un modelo azul de 100g que me llevé de viaje a Cuba. Con ese señuelo, que nunca cayó en la lid y que todavía conservo como oro en paño, pude con muchos bichos armados de dientes afilados y puntiagudos, y cuando se vino conmigo a pescar en otras comarcas pasó tres cuartos de lo mismo. Otra vez se lució hasta que el amigo acordó volver a fabricarlo y en cuatro medidas diferentes con  la más pequeña que se ha ganado a pulso muchas Lubinas y otros depredadores domésticos. En el último viaje a Sudán Ale me trajo algunos colores nuevos que probé con ganas y ¿sabéis lo que pasó? Que pesqué muchísimo con el, pero sobre todo que una vez más fui el que más partido le sacó.

En fin, si nos pasamos buena parte de nuestra vida buscando el alma gemela, sin darnos cuenta hacemos lo mismo con los señuelos, con la diferencia que cuando dejas de usarlos no te exigen la casa, el coche, los niños…

Paso la pelota a esos ilustres contertulianos virtuales, por si a casa hubiese alguien que quisiera opinar sobre este nuevo e interesantísimo asunto J

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Hace unos días estaba hablando con un amigo cazador de las cosas del afición y salió el tema de los trofeos, un argumento muy interesante también entre nosotros pescadores. Le explicaba que yo ahora, ya mayor de edad, con muchas canas y un puñado de horas de pesca en la mochila, no entendía el afán generalizado de lograr una gran pez o matar un venado impresionante nada más empezar con la afición, sin tener la experiencia necesaria para poderlo disfrutar como debido y muy probablemente sin merecerlo. Me explico mejor. Si no sabes tirar bien o no sabes mover bien un señuelo como puedes estar seguro de que el tiro, o la picada no hayan sido fruto de la casualidad? Se puede matar un venado que asoma la cabeza entre las encinas a 300 metros de distancia y acto seguido fallar otro que está comiendo tranquilo a 50 metros de nosotros. Por la misma regla en el primer viaje al trópico podemos hacernos una foto con un Mero gigante y en el lance siguiente perder todo por culpa de un GT de 5 kilos o no sacar nada más mientras los otros se ponen las botas (y si me cambias los GTs por Lubinas el resultado es el mismo)

El problema es que cuando falta la experiencia, aún siendo tiradores u pescadores con cierto talento no estamos controlando al 100% la técnica y hay cosas que se dejan en manos del destino, que en esta caso juega de juez. Si conseguimos dejar por un momento nuestro ego de lado, después de la satisfacción inmediata de la captura y las siguiente sesión de fotos, hay que plantearse algunas preguntas y tener la frialdad de ser críticos con nosotros mismos.

¿Realmente he hecho todo bien o ha sido un momento de benevolencia de los astros que se han cruzado en el momento decisivo? He merecido este trofeo o simplemente lo he conseguido? Al hacerse mayores hay algunos que se vuelven más exigentes, van buscando retos más complicados, y al hecho de capturar un pez pasa casi en segundo plano, con el como se captura que adquiere más protagonismo. Los bichos de los que tengo mejor recuerdo son aquellos que he sacado pensando "out of the box", en otras palabras contra corriente, o alejándome de lo que normalmente se debería de haber hecho. Lo más curioso es que a veces no se trata de peces de tamaño significativo, sino simplemente de capturas "pensadas" y "curradas".

A veces la ambición choca con el fluir natural de las cosas: un atleta que corre los 100 metros no puede empezar su carrera deportiva batiendo los 9,58s de Usain Bolt, sino trabajando duro hasta ir rebajando tiempos, entrenando y corriendo con siempre mejores atletas y finalmente subirse en el podio de las Olimpiadas. Un poco lo mismo debería de pesar en la caza y la pesca, que en este caso junto por compartir una conducta parecida entre sus aficionados. A parte el ir subiendo de "nivel" de captura poco a poco, sobre todo tener el tiempo de adquirir esa consciencia necesaria para poder marcar cada captura como propio logro, 100% personal, y no compartido con la suerte que de todas formas sabemos ser a veces más y otras menos, presente.

Me gustaría conocer vuestra opinión y si es posible escuchar algún ejemplo que pueda explicar realmente lo que significa haber conseguido una captura que os ha llenado de orgullo, y que sabéis haber merecido y disfrutado de lo lindo.

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