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Momentáneos o no diría, ya que algunos duran más de un amanecer o de una interminable temporada y otros un puñado de segundos, por decir algo. Lo que ocurre es que se deja uno llevar por el entusiasmo, la pasión y se mueve por impulsos, como una de aquellas famosas ranas ya hecha fiambre a las que se le aplica corriente eléctrica; experimento de lo más cruentos que seguramente ha destrozado la infancia de más de un enano.

De repente, liado en plena sesión de jerkbait y con el entusiasmo al rojo vivo, crees de haber encontrado la pesca que más te pueda gustar en la vida y que por ese camino seguirás hasta que el hombro aguante el disparo. Resulta, sin embrago, que la semana anterior te lo había pasado pipa con un paseante, y en aquel momento habías dicho (palabras textuales): “Es que no hay pesca más bonita que esta…”. Llega la tarde y sacas de la chistera un vinilo, le echas un vistazo sin mucho amor y decides montarlo en una cabecita plomada, sin emerillon ya que habías recién cambiado el bajo por un encontronazo con una piedra. Ha sido justamente el bajo nuevo que te ha guiado hasta poner esa criaturilla oleosa y sin espina dorsal, ya que con la grapa ya atada, sinceramente es un poco rollete enganchar un señuelo blando. Lanzas, con la misma fe que tienes en que Suiza pueda ganar el mundial de futbol y empiezas tu labor.

La picada te coge desprevenido, primero un mordisco, luego otro más fuerte y finalmente el peso en la puntera, la caña que se dobla y la clavada que pone todas las cosas en su sitio. ¿Demonios, esto es una pasada! Parece la primera vez que tienes una picada al vinilo y sin embargo ni te acuerdas de cuantas has disfrutado en el pasado, pero la emoción se renueva como el primer beso a una nueva novia. Es cierto, las picadas al vinilo pueden llegar a ser sobrecogedoras, sobre todos cuando tienes la posibilidad de notar en el blank todos los mordiscos, si son más de uno, y hasta imaginarte el bicho que ataca con el horno abierto tu pobre gominola. Así mismo te entusiasmó la Lubina que se tragó el walking the dog la semana anterior, cuando dijiste la famosa frase aquella, y es cierto que si llevas un poco sin tener picadas en superficie, al volver a retomar el asunto te quedas plasmado por aquella fulguración  de energía y rabia que revienta el agua y hace desaparecer el señuelo en un remolino. Y no podemos olvidar los señuelos que vibran mucho, como spinnerbaits, chatters o el Lover; parecen tener vida propia y ya solo recuperándolos estás disfrutando, a la espera del ataque.

Me siento voluble e infiel, tengo amores que duran menos que una copula de un león y que abandono por el resplandor de una cucharilla o el perfume de un cangrejo deshuesado. Pero luego vuelvo, los retomo y descubro una y otra vez sus encantos con la ilusión de que cada uno de ellos me proporcionará la pesca más entretenida del planeta hasta que el ojo caiga en un nuevo juguete que se asoma y me pone carita de corderito. Son amores momentáneos que duran una vida, supongo que se trata del arte de la pesca con señuelos, que por esto engancha más que un triple del 8/0. 🙂

Realmente no sabría por dónde empezar, el país, la gente, la pesca.... ¿Has tenido alguna vez ese tipo de sensación de que todo ha sido perfecto o casi? Bueno, este es el sabor de boca que me ha dejado mi último viaje en Irlanda donde pasé una semana filmando dos documentales de pesca para Sky TV en Italia.

St. Patrick

Pasé una tarde entretenida dándome un paseo por Dublín mientras esperaba a mis amigos y tuve la oportunidad de jugar un poco con la D90. Echaba de menos Dublín, no iba desde mediados de los noventa y estaba encantado de estar allí de nuevo. Por la noche una cena agradable, una visita a un Pub característico y un poco de noche brava en los clubs completaron el día. Conmigo Boris Salnikoff, el director del programa, y Vania Corá el cámara, personas excelentes allí donde las haya. El plan consistía en grabar dos documentales, uno sobre la pesca de la Lubina y el otro sobre el Pollock, tanto a mosca como con señuelos, desde la costa, así como embarcados.

John Quinlan con una Lubina

La pesca desde tierra fue nuevamente en Kerry, con John Quinlan, y la bahía de Cork nuestro escenario para la pesca desde embarcación, con Kevin Murphy de guía. Este es un blog, así que intentaré ser breve, además creo que las fotos hablan por si mismas. Los dos primeros días de pesca en Kerry han sido un poco más parados de lo habitual. Tuvimos que trabajar un poco más para encontrar los peces y debido a un cambio metereológico repentino sucedido la semana anterior a nuestra llegada, la lubina no cooperó demasiado. Me las arreglé con 5 peces sobre todo con vinilos y Boris no tuve suerte, luchando contra el viento y con peces que nadaban muy lejos del alcance de su caña de mosca. La pesca de Pollock ha sido otra historia. Los encontramos fácilmente, en un lugar con no difícil acceso y logramos una buena cantidad de ellos. Boris con una línea de hundimiento rápido sacó 4 y a mi me entraron los mismos a los vinilos plomados y saqué tres. John, nuestro guía creo que contó más que cualquiera de nosotros, a pesar de que estuvo pescando menos tiempo. Como de costumbre en el Thatch Cottage Lodge cenamos estupendamente y disfrutamos de un ambiente relajado.

Pollock...Pollock...Pollock...Pollock...Pollock...

En Cobh nos encontramos en una situación totalmente diferente, y nos esperaba una nueva experiencia. Kevin Murphy nos había preparado un buen plan de pesca non-stop y fue realmente especial. Llegamos en el hotel Bellavista, y después de un té y una breve charla con Kevin y Michael Hennessy, subimos al barco para nuestra primera tarde de pesca. Por alguna razón no pudimos encontrar Lubinas dispuestos a robar nuestros caramelos, pero los Pollocks pululaban por todo el lugar. Probablemente Boris capturó más de 20 mientras yo estaba escaneando la superficie en busca de Robalos, y tres de ellos mordieron el paseante sin llegar a quedarse enganchados. Finalmente, cuando el sol se puso el Pollock subió arriba y empezó a atacar también los señuelos de superficie, y pude desquitarme un poco.

La Lubinas más grande entró al Molix T-Jerk chartreuse

Los dos siguientes días en la bahía de Cork han sido poco menos que increíbles. Las Sea Bass despertaron, en número y en tamaño. Boris perdió su virginidad con el Labrax irlandés y logró engañar 5 de ellos con pequeños gurgles y streamers y yo me hice con 9 peces de hasta 7 libras con un paseante artesanal (Habano de Alle’s Lures) y el Molix T-Jerk en color chartreuse responsable de tres capturas en menos de media hora de pesca debajo de un puente de pilones, incluyendo el Bass más grande de la semana.

Si aprecias la pesca ligera, eres un pescador de mosca, te gusta la Lubina, disfrutar de un lugar agradable con gente aún más agradable, bebiendo buena cerveza Guinness o Murphy y pasar un buen rato, vete a Irlanda y pesca con mis amigos. No sólo te pondrán encima de los bichos, en los mejores lugares, en el momento adecuado, también te harán reír y sentirte como en casa.

Hay unos sinceros agradecimientos que me gustaría poner por escrito. Fabiana Marraccini y Orla Woods de Fâilte Ireland, la oficina del turismo, ¡chicas sois geniales! Lynn y John Quinlan en Thatch Cottage Ireland en Kerry, Kevin Murphy de Bass Fishing Ireland y Michael Hennessy de la Junta de Pesca del south west. Conoceros y pasar el rato con vosotros ha sido un verdadero placer Estoy bien dispuesto a repetir lo antes posible. Go raibh maith agat

Tengo cierta pasión para la madera, he sido fan de Gibbs Lures, Hab’s, Tattoo, HighRoller, y luego la avalancha Japonesa, con Seikai Collection, Carpenter y toda la pesca.

Respecto y admiro aquellos artesanos que son capaces de crear algo no solo atractivo a los ojos del pescador, sino que también funcione. Que nade, se mueva y inevitablemente atraiga a los depredadores.

Hace tiempo, en el forum estuvimos hablando de los señuelos de madera comparados con los de plástico. Salió a la luz que había muchos seguidores del más noble y ecológico material y Neno tuvo la infeliz idea de colgar una foto con un pequeño paseante enganchado a una Lubina de porte.

La parejita

¿Paseante?¿Madera? vamos, que poco faltó que me presentase en Alicante llamando a la puerta de su casa. Muy “sutilmente”, con un juego de palabras digno de la más obscura de la sibilas le hice entender que me hubiese gustado hacerme con uno de ellos y el pobre hombre, que tiene cariño a este anciano gruñón, me hizo llegar un par de regalitos.

Con el fondo blanco me gusta más que con el naranja psicodélico

Abrí la caja y cual sorpresa al descubrir que no era el Neno el autor de dichosos señuelos sino otro santo varón de la costa levantina, José Chinesta Esteve. El artista me puso una notita en la caja y su tarjeta de visita así que al llegar a casa le pasé un mail agradeciéndole el envío. El día siguiente ya tenía montado el “estudiomóvi”l y disparando fotos como un loco.

Cuando se destapa el arca de la creatividad....

Me encantan mis señuelitos, sobre todo el verdecito que tiene esa pinturita más coqueta. A ver si esta loca de Oriol me da el semáforo verde para subir al Delta y probarlos, por Dios que aquí se aburre uno muy mucho… Sino, si se repiten los Jardines en Julio me los llevo como corderos sacrificiales, y pase lo que pase…

Thank you Mr. Chinesta, espero tenga muchos compradores de sus bonitos señuelos, aquí está la Web del esteta, perdón, Chinesteta.

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